Yamileth echa leña al fuego y sopla hábilmente para avivar las llamas mientras su hija prepara la masa para arepas—similares a panqueques o tal vez a queque seco, que a menudo se sirven cuando se visita a una familia en el campo de Costa Rica. Junto a esto, sirve café recién hecho, caliente y humeante. Hoy, Yamileth también ha añadido trozos de banano a sus arepas, lo que llena la cocina con un aroma extra dulce y delicioso.
Los visitantes, que han venido a comprar sus productos de repostería, esperan con ansias en la otra habitación, donde su hijo los entretiene con historias de fútbol. Él es un gran aficionado al fútbol y pertenece tanto al equipo de la escuela como al de la comunidad.
Él vive prácticamente pared con pared con su escuela, "Escuela Las Brisas". Justo cuando se toma esta foto, él ha repartido los cuadernos de la escuela para mostrar lo que está estudiando en el segundo grado.
Yamileth, junto con unas veinte mujeres de la zona, trabaja diligentemente para dar sus primeros pasos como emprendedora. Se ha dado cuenta de que los visitantes que vienen a experimentar el cercano Parque Nacional Barbilla, aunque son pocos en número, representan una base de clientes interesante. Aún más numerosos son los senderistas que recorren el relativamente nuevo sendero El Camino de Costa Rica—una ruta de 280 kilómetros que pasa por casi 30 comunidades y ciudades pequeñas, incluida Las Brisas de Pacuarito (inaugurada en 2019). Yamileth espera algún día poder construir un pequeño negocio en torno a esto para, como ella dice, "apoyarse a sí misma y a su familia." Hoy está poniendo a prueba su idea de negocio con un grupo de visitantes. Anteriormente ha trabajado en turismo junto a su esposo, quien fue guía de rafting en el río Pacuare, pero ahora está probando un concepto más minimalista por su cuenta.
Los visitantes están encantados y no podrían estar más satisfechos. Sus arepas y café saben deliciosos, y la cálida acogida deja un recuerdo inolvidable.
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